¿Qué es la hipófisis? ¿Dónde se localiza? ¿Cuáles son las hormonas que produce? ¿Cuáles son los tumores de la hipófisis?

La respuesta a todas estas preguntas te las damos en este post de Neurogen. Sabemos que existen bastantes incertidumbres acerca de la glándula pituitaria, pero te aseguramos que después de leer este artículo, vas a tener una idea mucho más clara y concisa sobre este tema.

¡Muy atento que comenzamos!

¿Qué es la hipófisis?

La hipófisis (También llamada glándula pituitaria) es una glándula compleja que se encuentra en un espacio óseo llamado silla turca el cual se localiza en la base del cráneo en la fosa cerebral media.

Está estrechamente relacionada con el sistema nervioso central a través del hipotálamo estableciendo relaciones anatómicas y funcionales. Pesa aproximadamente 1 gramo.

Dicha glándula es muy importante porque se encarga de la producción de varias hormonas, de hecho, algunas también regulan la función de otras glándulas del sistema endocrino como por ejemplo, la oxitocina o la prolactina.

A continuación, vamos a dividir las diferentes partes de la glándula pituitaria para que ver hormonas produce:

  1. Adenohipófisis o lóbulo anterior: Es la responsable de la secreción de las siguientes hormonas.
    • GH (hormona del crecimiento): Promueve el crecimiento.
    • Prolactina: Es la hormona encargada del desarrollo de las mamas y la producción de leche.
    • ACTH: Estimula la producción de cortisol. El exceso de esta hormona puede producir la enfermedad de Cushing.
    • TSH: Estimula a la glándula tiroides para la producción de hormonas tiroideas.
    • FSH y LH: Estimulan a las gónadas para la producción hormonal.
  2. Neurohipófisis o lóbulo posterior: Se trata del responsable de la producción de las hormonas que vamos a mencionar a continuación:
    • Hormona antidiurética (ADH): Regula el volumen plasmático.
    • Oxitocina: Se encarga de la contracción del útero durante el parto y de la secreción de leche.
  3. Pars intermedia: Ahí se produce la MSH u hormona estimulante de los melanocitos induciendo la producción de melanina.

Enfermedades de la hipófisis

Estas son algunas de las enfermedades de la hipófisis:

  • Tumores: adenomas, craneofaringioma
  • Quistes
  • Inflamaciones: hipofisitis, tuberculosis
  • Patología vascular: hemorragias

¿Cómo surgen este tipo de enfermedades? Pues puede deberse a un exceso de una o varias hormonas por sobreproducción o que las células se lesionen y generen cantidades insuficientes.

Desde Neurogen, nos gustaría centrarnos en los adenomas.

Los adenomas pueden clasificarse en función del tamaño en microadenomas (aquellos menores de 1 cm) y macroadenomas (los mayores de 1 cm). A su vez pueden clasificarse en adenomas funcionantes (se llama así a los que producen una o varias hormonas de forma descontrolada) o no funcionantes (no secretan hormonas).

Para el diagnóstico y manejo de estos pacientes que sufren tumores hipofisarios, es muy importante una relación multidisciplinar entre endocrinología/medicina interna y neurocirugía, y complementarlo con las pruebas radiológicas y parámetros bioquímicos que sean necesarios.

Asimismo, el tratamiento debe ser responsabilidad conjunta del neurocirujano y el endocrinólogo para que el paciente sea valorado desde un punto de vista global.

El paciente tendrá que recurrir al tratamiento quirúrgico cuando la lesión provoque un “efecto de masa” debido a su tamaño, cuando la producción hormonal no se pueda controlar con medicación o cuando siendo un tumor pequeño y no funcionante, se aprecie crecimiento progresivo en los controles periódicos.

La recuperación de los pacientes suele ser favorable, pero en el postoperatorio inmediato es preciso un estrecho control hormonal para detectar cualquier alteración de la homeostasis. El seguimiento a largo plazo también hay que realizarlo de forma multidisciplinar para obtener las mayores garantías de éxito.

Si te encuentras en dicha situación, no dudes en contactar con nosotros.

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Si has aterrizado en este post de Neurogen es porque estás buscando respuestas a preguntas relacionadas con la Espasticidad. Así que ponte cómodo, ya que tienes delante de ti un artículo dedicado exclusivamente este trastorno neurológico ¡Empezamos!

¿Qué es la Espasticidad?

La espasticidad es un trastorno neurológico que afecta a los músculos y se caracteriza por un aumento del tono muscular, rigidez y contracciones involuntarias. Esto ocurre por lesiones en el sistema nervioso central, como por ejemplo, accidentes cerebrovasculares, lesiones en la médula espinal, esclerosis múltiple o parálisis cerebral.

La espasticidad se produce debido a una alteración en el equilibrio de los neurotransmisores que regulan la actividad muscular. Esto provoca una excitación excesiva de los músculos y una dificultad para relajarlos. Como resultado, las personas con espasticidad experimentan rigidez y contracciones musculares involuntarias, lo que puede dificultar el movimiento normal y limitar la funcionalidad, por lo que empeoran en calidad de vida.

Síntomas de la Espasticidad

Los síntomas de la espasticidad pueden variar desde leves a graves y pueden afectar diferentes partes del cuerpo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen rigidez muscular, espasmos musculares, dificultad para moverse o caminar, posturas anormales, movimientos involuntarios y sensibilidad al tacto. Estos síntomas de la Espasticidad pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas, limitando su capacidad para llevar a cabo actividades diarias y participar en actividades sociales.

¿Cuál es el tratamiento para tratar la Espasticidad?

El objetivo principal en el tratamiento de la espasticidad es mejorar la calidad de vida del paciente al aliviar los síntomas y restaurar la funcionalidad. Existen varias opciones de tratamiento, no obstante siempre se lleva a cabo el que mejor corresponda a cada paciente.

La terapia física y ocupacional es muy importante en el manejo de la espasticidad. A través de ejercicios específicos, como por ejemplo, estiramientos, fortalecimiento muscular y movilización activa, se busca mejorar la flexibilidad, el rango de movimiento y prevenir la formación de contracturas musculares. Además, se pueden utilizar dispositivos de asistencia, como ortesis o aparatos ortopédicos, para ayudar en la movilidad y proporcionar soporte muscular adicional.

En algunos casos, se recetan medicamentos para reducir los síntomas de la espasticidad.

Por otro lado, las inyecciones de toxina botulínica se utilizan en casos específicos de espasticidad localizada.

En casos más graves o cuando otros tratamientos no han sido efectivos, la cirugía puede ser considerada como una opción. Los procedimientos quirúrgicos para el manejo de la espasticidad pueden incluir la liberación de tendones tensos o la realización de una neurectomía selectiva, donde se seccionan selectivamente las fibras nerviosas responsables de la espasticidad. Sin embargo, la decisión de realizar una cirugía se toma de manera individualizada, evaluando cuidadosamente los beneficios y riesgos para cada paciente.

Es importante destacar que el tratamiento de la espasticidad requiere de un enfoque multidisciplinario, con la colaboración de médicos especialistas, terapeutas y otros profesionales de la salud. Cada caso debe ser evaluado de manera individual para obtener los mejores resultados.

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